El turbocompresor es un dispositivo especial que hace que los coches funcionen mejor de lo que jamás imaginaste. Pero, ¿qué función utiliza para realizar esta importante tarea? Un turbocompresor produce más potencia y aumenta la velocidad del coche. Es un poco como darle al coche una especie de potencia especial que le permite adelantar a otros coches. ¡Es por eso que la mayoría de la gente considera que los turbocompresores son geniales y buenos para los coches!
A medida que el coche necesita ser más potente, el motor necesita un esfuerzo adicional. Necesita respirar mucho más aire (más sobre esto más adelante). Aquí es donde el turbocompresor entra al rescate. Básicamente, el turbocompresor introduce más aire en el motor para que pueda rendir mejor y a más distancia. Más aire equivale a un mayor consumo de combustible y, por lo tanto, a más energía, lo que significa que el motor puede ir mucho más rápido y, al mismo tiempo, estar más frío. Es como inyectarle algo de combustible al motor.
Componentes clave de un turbo El turbocompresor contiene dos elementos básicos: la turbina y el compresor. La turbina recibe los gases de escape del motor y estos hacen girar una rueda a alta velocidad. A medida que la rueda gira, a su vez hace girar un eje que está unido a otra rueda que recibe el nombre de compresor. Esa tarea es importante: el compresor recibe aire fresco del exterior, lo comprime y empuja ese aire comprimido hacia los cilindros del motor. ¡Todo esto sucede muy rápido!
La turboalimentación no es en absoluto una tecnología moderna, ya que existe desde hace bastante tiempo, ¡desde el siglo XX! Si avanzamos rápidamente hasta la década de 1900, nació la turboalimentación, en los tiempos modernos, al menos; estamos dejando de lado algunos ejemplos anteriores, como el sistema turbocompuesto que impulsaba los motores de seis cilindros planos que se veían en automóviles como el Large Willys hasta hace solo unos años. Luego, se instaló en los autos de carrera para obtener un poco más de velocidad en la carretera. Sin embargo, con el tiempo, los turbocompresores se convirtieron en una característica común en los motores de vehículos estándar de fábrica que vemos en las carreteras modernas hoy en día.
En la actualidad, los turbocompresores se utilizan en una variedad de vehículos, desde automóviles pequeños hasta aplicaciones gigantescas que transportan cargas importantes. Sin embargo, ¡no siempre fue así! En la década de 1980, los turbocompresores eran poco confiables en el mejor de los casos. No solo quemaban hojas sucias, sino que luego de un par de miles de millas se estropeaban y la mayoría de los fabricantes de automóviles se negaban a usarlos.
Sin embargo, desde entonces se han producido muchos avances importantes en la tecnología de turbocompresores. Los turbocompresores actuales consumen menos combustible, funcionan mejor durante más tiempo y hacen que los vehículos sean más eficientes. En consecuencia, muchos fabricantes de automóviles han comenzado a utilizar turbocompresores nuevamente con el objetivo de mejorar el rendimiento y, además, aumentar la eficiencia.
Mayor rendimiento de combustible: dado que un turbocompresor ayuda a que el motor absorba más aire, puede funcionar con combustible con mayor eficiencia. Esto se traduce en que un motor turboalimentado a veces puede ser más eficiente en el consumo de combustible que uno convencional de igual tamaño y sin turbo. Esto significa que puede conducir más kilómetros con menos combustible.
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